Cuando se va de compras al supermercado se tiene la certeza que se comprará lo necesario. Pero ¿es tan así? Múltiples estudios derivados desde la neurociencia dicen que no.
¿Por qué? Existen ciertos tipos de conductas comunes a los seres humanos que son tomadas muy en cuenta por el neuromarketing para que, sin darnos cuenta, elijamos determinados artículos sobre otros.
Cada día tomamos más de cien decisiones – aunque no seamos conscientes- con respecto a que comemos y tomamos. Les daremos a conocer lo que la ciencia estudió sobre el comportamiento y que es muy utilizado por el marketing:
• El cerebro ama lo novedoso. Por lo que la palabra NUEVO o un simple cambio en el envoltorio, estimula su compra.
• El packaging, que en un principio sólo servía para contener el alimento y preservarlo por más tiempo, se ha convertido en un “producto” en sí mismo donde las empresas destacan, informan y seducen al consumidor ante un mismo producto que el de la competencia.
• Cuando algo se pone de moda, todos lo quieren. El cerebro tiende a querer seguir a la manada. Algo que nos viene genéticamente de nuestros ancestros de la edad de piedra , ya que era imprescindible integrarse al grupo para evitar quedar solo ante los peligros de la naturaleza.
• Si alguna persona reconocida como “autoridad”, recomienda algún producto o alimento, será tomado como válido. Esto se tiene adquirido en la genética desde la edad de piedra, cuando había un líder al cual seguir.
• ¿Alguna vez se han preguntado por qué se utilizan los bebés, los cachorros e imágenes tiernas en las publicidades y góndolas? Es debido a que se “enciende” el instinto paternal y estimula las ganas de obtener el producto.
• Se compra por la expectativa que se tienen sobre el alimento en particular. El cerebro se anticipa. Antes de consumirlo “sabe” que le gustará porque lo relaciona con emociones previas, momentos, encuentros, etc.
• El hombre busca la satisfacción inmediata. Es innato ante una necesidad, el cerebro necesita la gratificación.
• Las ofertas por “tiempo limitado” provocan que se sienta posibilidad de escasez, algo que genéticamente se lleva como estigma desde la edad de piedra, donde los seres humanos pasaban varios días entre comida y comida.
Estrategias para comprar de manera “inteligente”.
• Planificar los menús semanales para gastar menos, diversificar más la alimentación, organizar tiempos, evitar el “y… ¿qué comemos hoy?”. Recordar que en general el consumidor argentino elige entre tan sólo 20 alimentos, de los cuales muy pocos son vegetales y frutas.
• Ir de compras con una lista de lo necesario.
• Comenzar la compra en el supermercado desde el fondo del local (dónde se encuentran los alimentos refrigerados de primera necesidad, vegetales, carnes, lácteos, huevos).
• Realizar la compra sin apetito. Pueden hacer la prueba de ir de compras con hambre. ¡Se pueden sorprender al llegar a la caja!
• Intentar no dejarse llevar con las ofertas del 3×2 o la 2° unidad al 50%. Muchas veces entusiasmados por el “ahorro” no se tiene en cuenta que quizás sea un artículo prescindible o que se consume de manera poco habitual. Para esto verificar fechas de vencimiento de los mismos y tomarse el tiempo para la toma de decisión, sin actuar por impulso.
• Todo lo que termina en $,99, el cerebro toma el número entero y no los decimales. Así por ejemplo algo que tienen un precio de $9,99 el cerebro en vez de leer $10, leerá $9.
• Es interesante saber que todo lo que está a la altura de los ojos en las góndolas, es lo que quieren que compres.
• En la zona de cajas habrá que hacer un gran esfuerzo para no caer en la tentación de golosinas y snacks, que están al alcance de la mano.
Esta información es útil para reconocer lo instintivo. Así se podrá trabajar sobre las conductas, siendo conscientes de las elecciones y comprando lo que realmente se fue a buscar.