¿Comemos porque tenemos apetito o por el solo hecho de ver y oler un alimento tentador?
Cuando caminamos por las calles de la ciudad, ¿quién puede resistirse a ese aroma delicioso de un asadito, aunque sean recién las 10 de la mañana?
Hay muchos estudios científicos que intentan develar el intricado proceso del hambre, apetito, saciedad, tentación. Esto se debe a que en el acto de comer intervienen diversos factores y no necesariamente es el contenido nutricional el que prima.
Comencemos definiendo qué es la palatabilidad: “Conjunto de características organolépticas de un alimento, independientemente de su valor nutritivo, que hacen que para un determinado individuo dicho alimento sea más o menos placentero.”
Además de los sentidos, en la aceptación o rechazo de un alimento interviene lo cultural y la experiencia personal. Así por ejemplo el dulce de leche es altamente aceptado por los argentinos pero no lo es tanto por un extranjero.
Por lo tanto, podemos decir que la palatabilidad es una apreciación subjetiva que depende de las experiencias del sujeto.
Nuestro cerebro también tiene una función relevante en las relaciones hambre-saciedad, apetito-placer. Esto es estudiado a nivel científico para ahondar en el conocimiento de por qué hay mayor placer en el comer ciertos alimentos más que otros. Cuanta más circulación de transmisores neurológicos relacionados con los centros de placer (como, por ejemplo, la dopamina), genere un alimento, mayor será la propensión a ingerirlo en cantidades más grandes, aumentando el riesgo de obesidad.
El placer es subjetivo y está relacionado a múltiples estímulos que difieren de individuo a individuo. A los alimentos le aplicamos un valor emocional por lo que frente a emociones negativas, generalmente recurrimos a alimentos que nos dan un goce.
Para que todo esto no nos perjudique a nivel salud, es importante tomar ciertos recaudos a lo largo del día, para evitar, sobre todo, “picar” entre comidas.
Luego de estudios empíricos se surgieron estas recomendaciones:
• Guardar los alimentos más tentadores en recipientes opacos
• Envolver los alimentos con papel oscuro
• No tener demasiados alimentos al alcance de la vista o de la mano
Si deseamos aumentar el consumo de alimentos saludables en nuestra alimentación diaria, conocer los mecanismos del placer en la alimentación nos sirve para desarrollar estrategias saludables. Sería ideal, entonces:
• Tener siempre a mano sopas y caldos light, infusiones, aguas saborizadas que nos resulten agradables.
• Contar con frutas frescas, yogures descremados saborizados y quesos descremados
• Evitar alimentos muy salados y grasos, ya que el cerebro no registra tan rápidamente la saciedad.
El proceso del comer es complejo, por eso resulta útil recordar que, muchas veces, los alimentos que tenemos a la vista, no necesariamente estaban antes en nuestra cabeza.