Estudios científicos dieron cuenta de que el consumo de este monosacárido creció un 1000% en las últimas décadas. Hay relación directa con el desarrollo de la Diabetes tipo 2, ácido úrico, hipertensión arterial, obesidad e hipertrigliceridemia.
La fructosa es un monosacárido presente naturalmente en frutas, miel, en poca cantidad en vegetales y por supuesto en la sacarosa. Debido a su gran poder endulzante, la industria alimentaria obtuvo un producto llamado jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) que es utilizado en la elaboración de bebidas gaseosas, néctares, alimentos de bajo contenido calórico, alimentos libres de gluten, entre otros.
Desde hace miles de años, los seres humanos consumieron alrededor de 15 a 24g/día de fructosa provenientes de frutas y verduras. Se llegaba a 80g/día, si se incluía a la sacarosa. Actualmente la mayor cantidad de fructosa consumida en las dietas occidentales, proviene del JMAF, incrementándose un 1000% durante los últimos 40 años. La cantidad de fructosa en algunos alimentos es realmente importante, por ejemplo: 1 ½ litro de gaseosa cola tiene en promedio 109 g de fructosa; 100 g de mermelada contiene 52 g de fructosa; el jugo de manzana comercial 77 g fructosa/l; las almendras 22 g/kg; la miel 400 g/kg; vainillas 6,6 g/100g de alimento; las uvas pasa 32g/100g de alimento. (Tabla contenido de fructosa total en alimentos. Análisis crítico del consumo de fructosa Parte 1. Zago L y col. Actualización en Nutrición Vol 18. N1 Marzo 2017.26-36)
Pensemos que los organismos internacionales han determinado que un consumo de fructosa mayor a 50g/día, tendría efecto perjudicial para la salud.
La fructosa se absorbe más lentamente que la glucosa, aunque es captada y metabolizada de manera rápida por el hígado. No necesita de insulina para absorberse y además produce menor modificación de la curva de la glucemia. Estas características la habían hecho “el monosacárido de elección para las personas con diabetes”. Pero con el paso del tiempo -y muchos estudios mediante- se han descubiertos efectos metabólicos adversos.
La ingesta elevada de fructosa podría ocasionar síntomas asociados a la Mala Absorción de Fructosa (distención abdominal, dolor abdominal, meteorismo y diarrea). Pareciera que la fructosa tiene una absorción limitada en el intestino delgado, por lo que al ingerir altas cantidades, queda en el espacio luminal y aumenta la carga osmótica. Dentro del espacio pasa a ser sustrato de rápida fermentación para bacterias en el colon alterando la motilidad gastrointestinal y genera un cambio en la flora intestinal.
¿Cómo se detecta la mala absorción de fructosa? Es bastante difícil determinar la mala absorción ya que es dosis dependiente y por otra parte no queda claro si las manifestaciones intestinales están dadas por la sobrecarga o por defectos en el transportador a nivel intestinal.
Un examen fácil es el Test de Hidrógeno Espirado, éste determina que frente a una carga de entre 25 a 50g de fructosa los resultados deben ser menores a 20ppm.
Al restringir el ingreso de fructosa, la sintomatología revierte rápidamente.
Otra patología relacionada con la ingesta excesiva de fructosa es: el Hígado graso no alcohólico (HGNA), que está definido por la presencia de triglicéridos en el hepatocito. Se considera que el HGNA es la manifestación hepática del síndrome metabólico. Estudios realizados en autopsias revelaron que el 36% de adultos con normopeso y el 72% en adultos obesos, tenían lípidos intrahepáticos. En los niños las diferencias son también importantes: 38% niños con obesidad tenían HGNA; 16% de los chicos con sobrepeso presentaron HGNA y sólo el 5% de los chicos normopeso tenían hígado graso. Un estudio en 427 sujetos demostró que la ingesta de fructosa es 2 a 3 veces más alta en pacientes con HGNA y quedó determinado que la alta ingesta de fructosa genera un efecto metabólico inadvertido hasta el momento.
Existen evidencias que muestran que el consumo de fructosa se relaciona directamente con marcadores de riesgo cardio-metabólico debido al aumento de la grasa visceral. Esto se traduce en aumento de triglicéridos en ayunas y post-prandial; aumento de la resistencia a la insulina; mayor capacidad de glicación de proteínas; mayor producción de ácido úrico e incluso hay trabajos que relacionan a la fructosa con el aumento de presión arterial.
Las directrices de la OMS (Organización Mundial de la Salud) sobre la ingesta de azúcares para adultos y niños recomiendan reducir el consumo de azúcares libres a menos del 10% del Valor Calórico Total, a lo largo de todas las etapas vitales.
La OPS (Organización Panamericana de la Salud) redobla la apuesta, recomendando desde el 2014 a todos los países miembros a que aplique políticas fiscales como impuestos sobre las bebidas azucaradas y a los productos de alto contenido calórico y bajo contenido nutricional. Algunos grupos , como los que viven con bajos ingresos, los jóvenes y los que con frecuencia consumen alimentos y bebidas poco saludables, son más sensibles a los cambios en el precio de las bebidas y los alimentos y, por lo tanto serían quienes obtendrían mayores beneficios para la salud.
También llama a la reglamentación de la publicidad y el etiquetado de los alimentos y al mejoramiento de los ambientes escolares de alimentación y la actividad física entre otras medidas.
Es necesario entonces, reparar en la cantidad de bebidas y alimentos ultraprocesados que consumen nuestros pacientes y realizar educación nutricional para concientizar sobre la importancia de controlar el consumo de alimentos con cantidades elevadas de fructosa.
Bibliografía:
Análisis crítico del consumo de fructosa Parte1. Zago l; Zugasti, B; Zuleta, A; Presner, N; Lobbe, V; De la Plaza, M. Actualización en Nutrición Vol 18 N:1 Marzo 2017
Consumo de fructosa y sus implicaciones para la salud; mal absorción de fructosa e hígado graso no alcohólico. Riveros, MJ; Parada, A; Petttinelli, P. Nutrición Hospitalaria. Vol 29. N3. Madrid Marzo 2014
http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2016/curtail-sugary-drinks/es/.La OMS insta a tomar acción a nivel mundial para reducir el consumo de las bebidas azucaradas y su impacto sobre la salud. Ginebra. Octubre 2016.