NUTRICIÓN

Se realizó un estudio de investigación en la Universidad de Melbourne (Australia) en 50 personas obesas, a partir de 2009. Estas personas eran varones y mujeres post menopáusicas con un IMC (índice de masa corporal) entre 27 y 40, quedando excluidos: fumadores, pacientes con enfermedades crónicas preexistentes y aquellos que tomaran medicación que pudiera alterar el peso de los participantes del estudio.

El estudio consistió en que los participantes consumieran durante 8 semanas un batido hipocalórico comercial y 2 tazas de vegetales cocidos. Esto aportaba aproximadamente 500 a 550 kcal diarias.

Entre las semanas 9 y 10, todo paciente que había perdido 10% o más de su peso inicial, fue gradualmente reintroducido a una alimentación de características normales llegando al final de la 10° semana a reemplazar totalmente los batidos por comida.

Luego los participantes recibieron consultas nutricionales individuales con consejos dietéticos que ayudaran a mantener el nuevo peso logrado. Este asesoramiento incluyó la promoción del consumo de hidratos de carbono de bajo índice glucémico y la reducción de las grasas. Además se estimulaba la realización de actividad física durante 30 minutos la mayor cantidad de veces por semana.

Durante un año tuvieron un seguimiento médico bimestral y un contacto telefónico que formaban parte del mantenimiento del tratamiento.

De los 50 pacientes que iniciaron el estudio llegaron a terminarlo 34.

Al finalizar el año de tratamiento se pudo comprobar que los pacientes habían recuperado el 30% del peso perdido y además se sentían mucho más hambrientos y más preocupados por los alimentos que antes de haber iniciado el estudio.

El equipo médico australiano detectó un estado alterado biológicamente mediante estudios bioquímicos. La hormona grelina gástrica (comúnmente llamada la hormona del apetito) estaba incrementada en un 20% en relación a los valores registrados en el inicio del estudio. El péptido YY (hormona asociada a la supresión del hambre) estaba anormalmente bajo. Los niveles de leptina (encargada de suprimir el hambre y aumentar el metabolismo) se mantuvieron por debajo de lo esperado. La insulina permaneció significativamente alta en comparación con los registros predieta.

Los médicos participantes en este estudio, explican este nuevo estado metabólico «como un mecanismo de defensa en coordinación con múltiples componentes dirigidos a todo lo que nos hace subir de peso. Esto podría explicar la alta tasa de fracasos en el tratamiento de la obesidad». Por lo tanto se abre una ventana para investigación de nuevos tratamientos para estos pacientes.

Bibliografía:

Priya Sumithran, M.B., B.S., Luke A. Prendergast, Ph.D., Elizabeth Delbridge, Ph.D., Katrina Purcell, B.Sc., Arthur Shulkes, Sc.D., Adamandia Kriketos, Ph.D., and Joseph Proietto, M.B., B.S., Ph.D. Long-Term Persistence of Hormonal Adaptations to Weight Loss. N Engl J Med 2011; 365:1597-1604.

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